El sopor se iba apoderando poco a poco de mi cuerpo, de repente una voz recia me despierta bruscamente: “Sargento, suba inmediatamente a su blindado, nos ponemos en marcha, es una orden” recojo mi casco y me dirijo al blindado mientras pregunto sorprendido “pero ¿qué demonios pasa?” alguien contesta: “Vamos a entrar, la orden viene de arriba”. Sin asimilar del todo la situación me subo al vehículo y empezamos a avanzar por las calles desiertas de la capital, con la tensión de saber que en cualquier momento puede ser el fin, ¿dónde nos estarán esperando?, sin oposición vamos avanzando por la Puerta de Italia, bulevar del Hospital, puente de Austerlitz, muelle de Henri IV, hasta llegar al ayuntamiento, allí nos detenemos, con calma desciendo del blindado y veo su nombre escrito sobre el metal “Guadalajara”, el resto de blindados van entrando lentamente en la plaza, uno a uno voy leyendo sus nombres: Brunete, Ebro, Belchite, Jarama, Teruel, Guernica, Madrid, Don Quijote y entonces me doy cuenta que hemos sido los primeros, que hoy 24 de agosto de 1944, nosotros, la Nueve, hemos liberado París. Mis compañeros se abrazan y felicitan creyendo que seremos recordados y honrados como héroes, los aliados tendrán que ayudarnos se dicen, cuando acabe esta guerra liberaremos España. Pero yo intuyo que aún queda mucho para que termine esta maldita guerra, que se me está haciendo eterna, apenas recuerdo ya cuando tras largos años de lucha en España pasé la frontera y fui recluido en el campo francés de Rivesaltes, con el miedo permanente, primero de ser devuelto al gobierno nacional, y tras el “no hay españoles allende sus fronteras” de ser deportado a Mauthausen por el gobierno colaboracionista de Vichy, y los años de combates en el norte de África y ahora recorriendo la Francia ocupada y lo que nos queda, que aún habrá tiempo de tomar el Nido del Águila en Baviera, aunque como siempre el mérito se lo asignen a otros. De repente me despierto, parece que me he quedado dormido al sol en un parque en la Puerta de Italia de París releyendo “la última gesta” de Secundino Serrano, he tenido un sueño extraño, una historia que desconocía, nunca me la enseñaron en mis años de estudios, quizás solo haya sido un sueño.
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El pasado 6 de noviembre se cumplieron 100 años de la muerte de Arturo Soria, hoy hablaremos de su obra más importante y a la que dedicó buena parte de su vida, la Ciudad Lineal.
Arturo Soria quería dar solución a los problemas de vivienda, hacinamiento, movilidad y desigualdades sociales que se vivían en el Madrid de final del siglo XIX, donde se producía una segregación vertical de clases, las clases más pobres vivían en los sótanos, pisos altos y buhardillas, mientras las clases acomodadas lo hacían en los pisos bajos. Para ello, en 1882 plantea el concepto de «ciudad lineal», la cual uniría diferentes núcleos de población mediante viviendas ordenadas a ambos lados de una gran avenida, un eje central por el cual discurrirían los transportes y servicios necesarios. Además, incorporaría conceptos de las ciudades jardín, disponiendo cada casa de un espacio verde, bajo el lema «a cada familia una casa, en cada casa una huerta y un jardín». Arturo Soria intentó que la ciudad lineal se construyera por iniciativa pública, pero al desestimarse su proyecto, recurrió a la iniciativa privada. Este nuevo concepto de ciudad lineal no caló en los inversores nacionales, sin embargo sí lo hizo en Europa de donde procedía la mayoría del capital.
En 1894, Arturo Soria creó la Compañía Madrileña de Urbanización (CMU) con la idea de construir una ciudad lineal de 48 km de longitud, que rodearía Madrid uniendo las poblaciones de Fuencarral, Hortaleza, Canillas, Barrio de la Concepción, Vicálvaro, Vallecas, Villaverde, Carabanchel y Pozuelo, y que alojaría a 30.000 habitantes.
El puente de Vizcaya une las localidades de Portugalete y Getxo en la boca de la ría del Nervión. Fue diseñado por el arquitecto Alberto de Palacio, conocido también por obras como el palacio de cristal del Retiro y la estación de Atocha de Madrid, y construido en colaboración con el ingeniero francés Ferdinand Arnodin. Se inauguró en 1893 y fue el primer puente transbordador de estructura metálica del mundo. Las torres del puente se elevan hasta una altura de 61 m, el travesaño tiene 160 m de luz y está a 45 m de altura. Es un puente colgante dado que el travesaño o tablero está suspendido de cables que van de torre a torre y no unido a las torres de forma rígida. En 1937, las tropas republicanas volaron el tramo central del puente para inutilizarlo temporalmente dificultando así el avance nacional en el frente norte. Tras la guerra civil española, fue reconstruido con pequeñas modificaciones y puesto en funcionamiento en 1941.
No es un puente al uso, para evitar interferir en la navegación en la ría del Nervión hacia el puerto de Bilbao, tiene una barquilla transbordadora suspendida por cables del tablero que cruza de un extremo a otro en un minuto y medio. Los primeros años, la barquilla se movía mediante una caldera de vapor, desde 1901 se utilizan motores eléctricos. La barquilla ha sido sustituida hasta en cinco ocasiones a lo largo de la historia, la actual tiene capacidad para seis coches, varias motocicletas y doscientos pasajeros, y personalmente me parece bastante fea en relación al resto de la estructura. El transbordador funciona las 24 horas del día para dar servicio a los vecinos de ambas localidades. En 1999 se inauguró una pasarela panorámica a lo largo del tablero (a 45 m de altura), conectada por ascensores en ambos lados del puente, que permite cruzarlo caminando (no apto para personas con vértigo). Desde 2006 es patrimonio de la humanidad.
Los puentes transbordadores son poco comunes, se construyeron veinte en todo el mundo casi todos a principios del siglo XX, hoy se conservan ocho de ellos repartidos entre España, Francia, Alemania, Reino Unido y Argentina, de los cuales cinco tienen servicio regular.
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Buscando vuelos baratos para visitar Manchester y Liverpool, encontré el aeropuerto de Leeds, así que por curiosidad me puse a mirar fotos de la ciudad y al ver sus galerías comerciales antiguas tuve claro que quería visitarla. A priori, Leeds suena a ciudad industrial del norte de Inglaterra con poco que ofrecer, no voy a decir que sea como Manchester, pero me sorprendió gratamente debido a su extenso patrimonio industrial. Lo primero que me llamó la atención a mi llegada fue la vida que tiene la ciudad, llena de gente joven en los bares y calles, debido a 70.000 estudiantes divididos entre sus cuatro universidades. La ciudad tiene una población de 800.000 habitantes y se desarrolló durante la revolución industrial en torno al negocio de la industria textil de la lana y a raíz de la construcción del canal de navegación Leeds-Liverpool en 1816.
Muy al estilo británico, mi hotel era cutre, con un ascensor que subía tres pisos para luego recorrer un intrincado pasillo de paredes enmoquetadas con escalones en mitad de la nada y finalmente tomar otro ascensor (no apto para encontrar tu habitación si llegas ebrio). Pero el edificio era bonito.
A principios del mes de mayo se cumplieron tres años de mi desembarco en Hibernia, rumbo a la ventosa costa oeste. Yo no tuve que elegir entre el infierno y Connaught («to hell or to Connaught» Oliver Cromwell), ya que Connaught me eligió a mí y allá me fui. Por desgracia, debido al coronavirus, mi salida de Irlanda al día siguiente de San Patricio fue precipitada y sin despedirme propiamente de mis conocidos, mi hígado lo agradecerá.
Irlanda es una isla de 84000 km2 y una población de 4,9 millones en la República más 1,9 en Irlanda del Norte. Si bien la mayor población se alcanzó hace 175 años (1845) con 8,5 millones de habitantes, la hambruna y la emigración la redujeron a la mitad. Destaca por su producción de carne y productos lácteos, contando con 6,5 millones de vacas, de las cuales 1,5 son lecheras y 5 millones de ovejas.
Estos casi tres años en Irlanda han dado para mucho, he conducido 37219 km, gastado 2866 € en combustible, hecho 28619 fotos y enviado 174 postales. He recibido la visita de varios amigos y familiares de España, Suiza y Hungría, incluso a mis amigas Sandra y Alicia les gustó tanto que repitieron visita (gracias a todos por venir). He visitado los 32 condados y disfrutado haciendo algunas de las cosas míticas como por ejemplo: dar vueltas alrededor de la piedra de la colina de Tara, subir a la montaña sagrada de Croagh Patrick, navegar 12 km hasta el antiguo monasterio de la isla Skellig Michael, besar boca abajo la piedra de la elocuencia del castillo de Blarney (aún espero los resultados), ascender a la tumba de Maeve la reina de Connaught (enterrada de pie de cara a sus enemigos), visitar la casa natal de Michael Collins, tomarme una pinta en el pub más antiguo de Irlanda o asistir a una sesión de canciones rebeldes irlandesas (Irish rebel songs) en un pub de Kilkenny. Seguir leyendo «Adiós, Irlanda»
Irlanda se caracteriza por ser una isla bastante llana, exceptuando la costa oeste, y las montañas de Mourne y Wicklow, por ello cualquier colina con escasa elevación puede ofrecer unas vistas panorámicas de los alrededores. Los lugares que se presentan a continuación son puntos fácilmente accesibles caminando no más de media hora desde el lugar de aparcamiento. Algunos de ellos como la colina de Tara, la Rock of Cashel, Ladies’ view o el Conor pass son de sobra conocidos y por tanto con gran afluencia de visitantes, en otros se puede disfrutar de las vistas prácticamente en solitario. Por supuesto existen otros puntos de fácil acceso y con magníficas vistas como por ejemplo Cuilcagh, Diamond Hill, Croagh Patrick o Djouce, pero esta entrada no trata el tema de subir una montaña para tener buenas vistas. Los miradores están ordenados dentro de las cuatro regiones históricas de Irlanda.
Ireland is more or less a flat island, except the west coast, Mourne and Wicklow mountains. Therefore, a relatively small hill could be a good viewpoint. The viewpoints shown in this post are easily accessible walking less than half an hour from car parks. Some of them are well known such as Tara Hill, Rock of Cashel, Ladies’ view and Conor pass and full of visitors. In other ones, it is possible to be almost alone. There are nice views from some easy walking mountains like Cuilcagh, Diamond hill, Croagh Patrick or Djouce, but this is not the scope of the present post. The viewpoints are organized by the four provinces of Ireland.
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El pasado mes de septiembre estuve de viaje por el suroeste de Alemania y me acerqué hasta la población de Bad Dürkheim a ver su torre de graduación (Gradierbau). La ciudad tiene una población de 18000 habitantes, su actividad principal es la viticultura con 850 hectáreas de viñedo y en menor medida los balnearios. Las ciudades que en alemán llevan el prefijo “Bad” son ciudades balneario.
Las torres de graduación (Gradierwerk o Gradierbau) son estructuras verticales de madera, cuyas paredes están cubiertas con broza. El agua salada era elevada antiguamente mediante la ayuda de molinos de viento o hidráulicos (hoy bombas) a la parte superior donde se va evaporando y goteando, dejando las paredes de broza impregnadas de sal. El agua salada es muy corrosiva para materiales como el acero, por ello se usan estructuras de madera que resisten la sal sin problema. Además de producir sal, estas torres eran utilizadas con fines medicinales, debido a los beneficios para la salud de respirar el aire impregnado con agua salada, como si fuera aire del mar. Seguir leyendo «Salina de Bad Dürkheim (Gradierbau)»
Mentiría si no dijera que Derry es mi ciudad favorita de Irlanda. Quizás sea porque es la única ciudad completamente amurallada que se conserva en la isla, o por su papel protagonista en el conflicto de Irlanda del Norte.
La ciudad tiene su origen en un monasterio católico fundado en el siglo VI por San Columba en un robledal (Derry significa roble en irlandés). Desde aquí partió San Columba a fundar otro monasterio en Iona (Escocia), llevando posteriormente el catolicismo al resto de Europa. Por ello a San Columba se le considera el primer emigrante irlandés, le seguirían millones.
Mainz (Maguncia) y Wiesbaden son ciudades hermanas y rivales. Ambas son capitales de un estado alemán y están separadas únicamente por el río Rin (foto de portada). Mainz tiene una población de 217.000 habitantes y es la capital de Renania Palatinado, Wiesbaden tiene una población de 277.000 y es la capital de Hessen. Si bien la población de Wiesbaden es ligeramente superior hay que tener en cuenta que tras la segunda guerra mundial los aliados entregaron a Wiesbaden tres barrios de su ciudad vecina por encontrarse al otro lado del río. Mainz es una ciudad de origen romano, que fue destruida casi por completo durante la segunda guerra mundial y es famosa por Gutenberg y por su carnaval (que dura 3 meses). Wiesbaden es un ciudad con edificios del siglo XIX, que no sufrió daño alguno durante la segunda guerra mundial y es famosa por sus aguas termales, como su propio nombre indica (baden).
Madrugando es posible visitar ambas ciudades en un mismo día, si bien recomiendo dedicar un día a cada una.
Llegar a la ciudad de Mainz es relativamente sencillo, ya que se encuentra a 25 minutos en cercanías (S8) del aeropuerto de Frankfurt.
La primera parada obligada es la catedral románica de Mainz, es una de las tres catedrales imperiales de Alemania junto con Worms y Speyer. El acceso es gratuito tanto a la catedral como a su claustro, donde se encuentra la tumba de Frauenlob famoso poeta de la corte del siglo XIII. Seguir leyendo «Mainz y Wiesbaden»
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